Zugarramurdi y su mágico pasado

Nos adentramos en la Comunidad Foral de Navarra, a 77 kilómetros de Pamplona, su capital, descubrimos la comarca de Baztán, que recorremos hasta llegar al pueblo de Zugarramurdi. Se trata de un lugar con una historia tan estremecedora como apasionante…

Al inicio del siglo XVII, sucedieron en Zugarramurdi y en otros pueblos de estos valles, unos acontecimientos tristes, injustos y estremecedores. Estos sucesos truncaron la infancia de muchos niños demasiado pequeños para poder distinguir la realidad de los sueños; arruinaron la vida de ancianas, mujeres, hombres, y transformaron a gente buena en desconfiados vecinos. Tal vez la mejor forma de rendirles homenaje sea relatar su historia.

El nacimiento de un mito

Cerca del casco urbano de Zugarramurdi, en el camino hacia el oeste que une este pueblo con la localidad de Sara, encontramos las “cuevas de las brujas”. Son el centro neurálgico de su historia. La cueva principal, llamada La Regata del Infierno alberga un riachuelo que a día de hoy sigue erosionando las rocas creando una cavidad de 120 metros de largo y 12 metros de ancho. En la parte superior encontramos otras dos cuevas. Al adentrarnos en ellas, veremos un impresionante túnel kárstico donde se celebraban aquelarres (fiestas rituales que la inquisición juzgó como culto demoníaco), y por ello se dice que eran las cuevas de las brujas.

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Fotografías por: Beatriz Gaitero Graells

A principios del siglo XVII la vida en Zugarramurdi estaba muy ligada a la tierra, la sabiduría, las costumbres, y el mundo mágico. Existieron unas personas llamadas “sorgin”, en euskera significa “bruja” o “brujo”, las cuales tenían conocimientos acerca de la naturaleza, las plantas y el mundo medicinal. El lugar para reunirse y celebrar fiestas y rituales sagrados era las cuevas, que representaban la “Madre Tierra” o “Ama Lur” en euskera.

La tierra representaba la mitología en aquella época, y era la dueña de la vida de aquella gente. A estas personas que vivían tan apegadas a la tierra, la Iglesia Católica les obligó a mirar hacia el cielo. La inquisición (institución dedicada a la supresión de la herejía), denunció que en Zugarramurdi había brujas, y en su búsqueda enviaron desde Logroño a Valle Alvarado, representante del Santo Oficio.

La inquisición no veía con buenos ojos a la sociedad que tenía esas costumbres y creencias diferentes, y además hablaba un idioma diferente. La incomprensión transformó aquellos rituales en aquelarres(reunión de brujas para invocar al diablo), los cánticos en conjuros, y las creencias en magia negra. El miedo por ser descubierto se acentuó, y el silencio se apoderó de la sociedad. Cualquiera podía ser sospechoso, bruja o brujo, y los habitantes se espiaban y denunciaban entre ellos.

La inquisición apresó a 300 personas, de las cuales 40 fueron trasladadas a Logroño para ser juzgadas en 1610. Se les acusaba de negar el Cristianismo, de practicar orgías sexuales, de tener como dios al diablo y crear pociones. De entre los acusados, 11 fueron quemados, otros tantos muertos en prisión por enfermedades, y otros 18 aceptando los cargos que se les imputaron fueron absueltos. El resto sufrió penas de cárcel. La cacería de brujas se convirtió en una cruzada que se propagó por toda Europa, con el objetivo de asentar una religión. La palabra “sorgin”, todavía hoy hace referencia a la cruel persecución que sufrieron los habitantes de Zugarramurdi. Las “brujas” han dado fama a este pueblo, y merece la pena recorrer el pasado y conocer su historia a través de las cuevas.

El museo de las brujas 

Museo de las brujas. Foto por Beatriz Gaitero

  Alojado en un antiguo hospital, nos adentramos en un mundo de seres      mitológicos, plantas medicinales y rituales ancestrales. Se abordan las      cuestiones relacionadas con la brujería y se retrata la sociedad vasca        del siglo XVII, con sus mitos y leyendas. Se conoce el proceso                    inquisitorial que vivió Zugarramurdi, a través de explicaciones, pantallas    interactivas y escenografías.

  La brujería es un fenómeno característico de los siglos XVI Y XVII. Tal y    como afirman los expertos, no hubo brujos ni embrujados hasta que se    comenzó a hablar y escribir sobre ellos. Y es que durante esos dos siglos se vivió con temor a los poderes sobrenaturales, supersticiones, tradiciones ancestrales, conflictos políticos… , este es el territorio fronterizo del antiguo reino de Navarra.

En Navarra la persecución de la brujería originó procesos judiciales en los que muchos documentos muy bien conservados constituyen un testimonio único. Gracias a las narraciones recogidas en ellos, es posible rastrear las huellas de brujas y demonios, aquelarres e inquisidores, 400 años después.

No solo de la magia vive Zugarramurdi

Nos encontramos ante un pequeño pueblo donde, además de poder conocer la mágica historia que posee, lanzarte a pasear es un espectáculo de colores, olores y sabores. Sus calles blancas contrastan con el verde de la naturaleza que le rodea; un color verde que sólo con mirarlo te transporta a un estado de serenidad absoluto, pero lo mejor es el olor a campo, a monte, a verde. Su arquitectura nos traslada a tiempos anteriores. Se pueden visitar iglesias, casas parroquiales, antiguos palacios y ermitas. Las pequeñas viviendas de piedra y madera tienen una preciosa decoración con flores en los balcones,que sin duda incitan a entrar a tomar un té. En caso de que el hambre nos llame a la puerta, tenemos unos cuantos restaurantes con magníficas vistas donde poder degustar de los mejores productos autóctonos. Además, no hay nada mejor que el silencio. Y es que en este pequeño pueblecito se goza de una enorme paz. Sus habitantes poseen un aura especial, apacible y tranquila. Un auténtico paraíso donde parar a descansar.

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Fotos por: Beatriz Gaitero

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